DOS MARCHAS Y UN PARO ABREN UNA SEMANA CONFLICTIVA
Cuando los indígenas marcharon por el Territorio y la Dignidad en 1990, Layda Núñez tenía 24 años, hoy como vicepresidenta de la Subcentral del TIPNIS, liderará la caminata de protesta que buscará llegar en cinco semanas a La Paz, a fin de lograr que el gobierno de Evo Morales desista de construir una carretera por el corazón del área protegida que comparten Beni y Cochabamba.
“No queremos la carretera, porque destruirá nuestro hábitat, queremos que se respete nuestro derecho a la consulta. Eso de que habrá progreso sólo beneficiará a los empresarios”, sostuvo ayer con voz de líder la dirigente Núñez en las oficinas de la Subcentral del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), en Trinidad.
Como ella, Miguel Tonoré, dirigente de la TCO Moreno, a dos días de Trinidad, se preparaba ayer para la marcha. “Aquí estamos Joaquinianos, Takanas, Sirionós, Itonamas, Movimas, Baures y Kayubabas”, apuntó el campesino que junto a otras 25 personas viajaron dos días por tierra para sumarse a la marcha.
Los indígenas del TIPNIS se oponen a la construcción del segundo tramo de la carretera entre Isinuta y Monte Grande, que a juicio de ellos destruirá el emblemático parque nacional.
Hasta ayer, al menos un millar de personas estaban concentradas en la capital beniana preparando el viaje a La Paz.
Inicio. Para las 08.00 de hoy se programaron dos actos que darán inicio a la marcha. El primero de ellos será una misa de acción de gracias para bendecir a los marchistas.
Hasta ayer, al menos un millar de personas estaban concentradas en la capital beniana preparando el viaje a La Paz.
Inicio. Para las 08.00 de hoy se programaron dos actos que darán inicio a la marcha. El primero de ellos será una misa de acción de gracias para bendecir a los marchistas.
El evento se realizará en la plaza central José Ballivián. Participarán representantes de la Gobernación, la Alcaldía y otras entidades públicas benianas.
A la misma hora, pero a unos 10 minutos en moto, en el coliseo El Pantanal, que acoge a indígenas del interior del país, se ofrendará una mesa a la Pachamama. “Le pediremos a nuestra Madre Tierra que nos de ch’ama o fuerza para emprender este largo viaje por nuestros derechos”, dijo ayer con el torso desnudo, el dirigente Felipe Quispe, del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), acostumbrado a caminar siempre con un poncho en La Paz.
Luego de los fallidos intentos por persuadirlos de marchar, por parte de los ministros Carlos Romero y Wálter Delgadillo, no quieren más intermediarios y reclaman la presencia del presidente Evo Morales.
El ministro de Obras Públicas, Wálter Delgadillo, afirmó que la única forma de defender el territorio indígena es mediante una alianza de los pueblos con el Estado. “Los indígenas no pueden pelear con el Gobierno, ya que éste defiende los derechos de estos sectores”, enfatizó.
La marcha pretende recorrer hoy 20 kilómetros para llegar al sector de Los Puentes (Beni) y en tres días a San Ignacio de Moxos (Beni), donde debería comenzar el polémico segundo tramo de la carretera.
Hasta el cierre de edición, los dirigentes indígenas seguían organizando la movilización.
Marchistas comparten comidas de sus pueblos
Marchistas comparten comidas de sus pueblos
Las mujeres indígenas ayer cocinaron salpicón en el coliseo El Pantanal
Simón Garnica, de 33 años, no extrañó mucho ayer su pago: Tacobo Mora, un pueblo antes de llegar a Camiri, porque las compañeras de la Asociación de Pueblos Guaraníes (APG), cocinaron un delicioso salpicón, propio de su comunidad en las horas previas a la marcha del TIPNIS.
Simón Garnica, de 33 años, no extrañó mucho ayer su pago: Tacobo Mora, un pueblo antes de llegar a Camiri, porque las compañeras de la Asociación de Pueblos Guaraníes (APG), cocinaron un delicioso salpicón, propio de su comunidad en las horas previas a la marcha del TIPNIS.
“Estaba rico nomás”, dijo el exigente comensal, mientras hacía flamear la bandera de los pueblos guaraníes en el coliseo El Pantanal de Trinidad, a donde llegaron además chaqueños del sur del país, yuquis del oriente y campesinos de La Paz, Oruro, Potosí.
“El calor nomás nos está afectando un poquito, pero ya nos vamos a acostumbrar”, señaló por su lado Catalina Molina, nacida en la provincia paceña de Pacajes. Pese a los 32 grados, Molina aún lucía su manta hecha con lana de oveja, su tradicional vestimenta.
Preparativos. En El Pantanal hay como unas 200 personas alojadas y todos colaboraron para las ollas comunes que darán alimento a los marchistas durante la protesta. “Para esta noche (ayer) vamos a preparar un guiso de fideos”, adelantaba Wilma Redondo, dirigente de la APG.
Preparativos. En El Pantanal hay como unas 200 personas alojadas y todos colaboraron para las ollas comunes que darán alimento a los marchistas durante la protesta. “Para esta noche (ayer) vamos a preparar un guiso de fideos”, adelantaba Wilma Redondo, dirigente de la APG.
Los recursos económicos salen de las mismas organizaciones, según informaron los dirigentes.
A unos metros de Redondo, unos chaqueños amenizaban la calurosa tarde con una guitarra y unas copas para la Madre Tierra. Al frente, en la otra tribuna del coliseo deportivo un cartel se leía: “Pueblo Yuqui presente en la marcha por el territorio y la dignidad”.
A unos metros de Redondo, unos chaqueños amenizaban la calurosa tarde con una guitarra y unas copas para la Madre Tierra. Al frente, en la otra tribuna del coliseo deportivo un cartel se leía: “Pueblo Yuqui presente en la marcha por el territorio y la dignidad”.
Para Felipe Quispe, de la Conamaq, la protesta que hoy se inicia será más fuerte que la de 1990. “Esa vez fueron sólo los de las tierras bajas, pero ahora estamos los indígenas de las tierras altas y bajas ante un Gobierno que viola los derechos de los pueblos y de la Madre Tierra”.
Algunos viajaron 6 días para ir a Trinidad
Algunos viajaron 6 días para ir a Trinidad
23 pobladores de San Miguel, en Santa Cruz, viajaron por agua y tierra
Unos viajaron 14 horas, desde la provincia cruceña de Cordillera, otros dos jornadas. Pero los comunarios de San Miguel tardaron seis días desde su pueblo para llegar a Trinidad y unirse a la marcha en contra de la carretera por el corazón del TIPNIS.
“¡A ver vengan sanmiguelinos, mostremos cuántos somos”, arengó ayer Eleuterio Semo a sus 23 compañeros, que partieron el martes pasado, desde San Miguel del Isiboro, una localidad cerca de la frontera con Brasil.
“No es que no queramos la carretera, la queremos, pero que no afecte al parque del TIPNIS”, añadió Semo, con voz jadeante ayer a las 13.00, tras el largo viaje, primero por canoa sobre el río Sécure, luego a pie, y por último en un camión hasta Trinidad.
Resultados. En San Miguel esperan el progreso, pero no a costa de la destrucción del TIPNIS. “Tenemos una pequeña escuela, pero no tenemos una posta de salud y si alguien se enferma tenemos que arreglárnoslas solos”, insistió el dirigente.
Hasta las 15.30, los “sanmiguelinos” ayer todavía esperaban almorzar y vieron con alegría cuando un camión llegó con algo de charque, alimento que iba a ser preparado en la noche.
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